Alcanzar los máximos niveles de inteligencia dentro de un edificio y con ello conseguir que su ciudadanos sean lo más activos y eficientes posible en términos de sostenibilidad integral, es un proceso complejo, largo y que requiere importantes esfuerzos económicos, sociales, culturales y tecnológicos.
Es fundamental para introducir la cultura del edificio inteligente, trazar diversos itinerarios que permitan desarrollar modelos flexibles que desde los niveles más básicos de implantación técnica, hasta el nivel más desarrollado actualmente, se adapten a las propias necesidades de sus usuarios y de su entorno más cercano.
Los itinerarios tienen actualmente dos puntos de partida, los edificios de nueva construcción y los edificios en fase de rehabilitación y comparten un escalado de implantaciones técnicas, de prestación de servicios, de concienciación ciudadana y adaptación en criterios sostenibilidad, en función al su nivel o tipología de instalaciones comunitarias o individuales.
Procesos que implican a muchos actores, mucha tecnología, mucho desarrollo y que de manera paulatina deben permitir que la vida que se realiza en los edificios y en el entorno urbano sea mas eficiente y eficaz para conseguir un entorno mas confortable y habitable.
